jueves, 22 de noviembre de 2012

I know it.

Tú hablas y mientras, yo te miro. Te observo, casi hipnotizada.
¿Por qué hago esto?

No puedo mirarte a los ojos. Lo intento una vez más.
Definitivamente no. Prefiero mirarte los labios y así entenderte mejor.
¿Entenderte mejor? Llevo dos minutos decidiendo dónde mirar.
No he oído una sola palabra.
Me está mirando. Se dibuja en sus labios una sonrisa.
Dios, me encanta cuando sonríe.
Me gustan sus dientes. Quiero que me muerda.
Deja de decir tonterías.

Dejo entrever una de mis mejores sonrisas. Pienso en algo, tengo que decir algo.
Respondo al largo monólogo acerca de por qué hay velas colocadas alrededor del Parlamento de Budapest con un 'Oh, interesante'.
Parece que le ha gustado mi respuesta porque me ha sonreído. Veo la satisfacción en su cara.

Una vez escuché que si alguien quiere intentar impresionarte, es porque tú ya lo habías impresionado primero.

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