miércoles, 26 de diciembre de 2012

Erasmus forever and ever.

Cuando se termina la movilidad Erasmus, ¿se deja de ser Erasmus?
Un encuentro en la noche de Nochebuena con una antigua amiga me hizo reflexionar sobre ello. 

Después de la típica pregunta: ¿Cómo estás? ¿Cómo te va? y de la afirmación: ¡Qué envidia me das! Vinieron sus sinceras palabras, que decían algo tal que así:

"¿Sabes? Nunca vuelves a sonreír con la misma intensidad. Sonreirás, pero no tanto. No por las mismas cosas y no con la misma fuerza. Ahora no lo entiendes, porque aún eres Erasmus. Pero todo termina. Vuelves a tu casa, a tu sitio (que ya no es tu sitio). Y es que no es como ahora, que vienes de vacaciones, ves a los amigos, le cuentas lo feliz que estás, lo bien que te va. 
Yo llevo ya dos años hablando de mi Erasmus. Alguien que no es Erasmus no puede entenderte, Belén. La gente asiente con la cabeza y te sonríe mientras cuentas tus batallitas pero no puede ver la felicidad que hay en tu interior, y todo debido al momento que estás viviendo ahora mismo. En realidad no les interesa mucho."

Yo le comenté que sabía que es una experiencia que se vive, que luego se vuelve a la realidad, y que siempre quedará dentro de ti. 
Entonces mirábamos a nuestro alrededor, y yo le decía: ellos no lo han vivido, ni lo vivirán. Tú tienes eso más que ellos. Deberíamos sentirnos afortunadas.
Y ella me dijo: "Belén, ellos son felices aquí. En su ignorancia. Sin saber qué hay más allá de Sevilla y más allá de la playa. Quizás visitaron París, Barcelona, Madrid o Roma. Pero nunca en un autobús con sus amigos. O en un tren. Y tras horas de viaje llegaron, al puro estilo low cost. Amigos que conocieron un mes antes. Un mes que parece ser toda la vida. 
Un Erasmus no es sólo vivir fuera. Dices que te irás a Barcelona a estudiar, ya me darás la razón. Nunca será lo mismo. Nunca serás Erasmus. Tendrás más responsabilidades. Menos borracheras. Menos viajes. Por lo tanto menos risas."

"No quiero que pienses en ello ahora. Ya te llegará. Y será entonces cuando entenderás mis palabras."

Y yo, a todo esto, sólo pude emocionarme tanto como ella lo hizo. Gracias Laurita.

No nos queda otra. Ahora estamos en casa, con nuestras familias y nuestros antiguos amigos. Pero volveré allí y aprovecharé cada segundo que Budapest y las demás ciudades y países me brinden. 

Como me dijo ayer Juan Carlos: Belén, ¿no podemos ser Erasmus para siempre? 

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Nada es mas verdad que la pura realidad!
    Siempre nos quedará el Flashback que da la mente de vez en cuando hacia los mejores momentos vividos o simplemente a los pequeños detalles de lo cotidiano que tanto añoramos.
    Un besito y sigue disfrutando que aun te queda mucho más que vivir.
    Laura

    ResponderEliminar
  3. Jo, que triste, pero es verdad! Nunca vamos a ser igual de felices! :__

    ResponderEliminar