sábado, 22 de diciembre de 2012

Karácsony.

En estas fechas todo el mundo tiene mi nombre en sus labios. Eso a mi ego le hace feliz, fíjate tú qué tontería. Ah, y en sus casas.

Meditando llegué a la conclusión de que en realidad, esta es la verdadera realidad (valga la redundancia). 

Cuando llegué aquí una voz en mi interior me dijo 'Belén, he aquí tu pueblo'. 
He aquí tu pueblo, tus bares, tu gente, tu acento. ¡Ay mi acento, en la boca de todos! Qué extraño me resulta, porque ya ni siquiera está totalmente en la mía. Aunque siempre que digo que voy perdiendo acento andaluz, los de 'despeñaperros pa'rriba' se ríen. 

Las Navidades en familia. Como siempre aunque con matices. Tristes matices. Pero eso es otro tema. 

Sin embargo noche vieja siempre fue con amigos. 
Lo he pensado, ¿por qué dijimos que no a pasar el año nuevo juntos? Mi palinka, qué rajado es. Recuerdo de hablar para el año próximo. Pero ya no habrá más años próximos. Esto caduca. Hasta se puede leer el mensaje "ver el dorso" al final de este post. 

A mi familia, Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo, os abrazo pronto.
Ahora no estamos cerca para abrazarnos y reírnos. Meternos los unos con los otros y llenar mi piso de mierda (sí, siempre es mi piso). Hubiese estado bien atragantarnos juntos con las uvas mientras vemos nevar en Andrassy (porque la cena sería en mi casa, sí sí, lo sabéis). Y darnos el feliz año nuevo inmediatamente después. Tras besos y sonrisas. Todos guapos. Todas elegantes. Con deseos. Alrededor de las mesitas y sentados en ambos sofás. Con las copas. Con anécdotas. Con champán. ¿O lo cambiaríamos por jäger? ¡cómo nos está dando la vida el jäger! 

Con un abrazo de Clara. Con un llamadme gorda de María. Un abre el jäger de Mía. Y quizás un repartir jäger de Miguel. Una sangría de Juan Carlos. Una tortilla de Marc. Un chiste de Pablo. Un visto y no visto de Diego. Una charlita con Chiño. Un honey con beso de Chema. Mi toque de política con Alex. Una foto de Juanma. Un absenta con Enrique. Unas risas con María. Como siempre de mí no lo sé.
Quizás Juan Carlos me haría su típica broma de que si no brindo con café. Volveríamos a jugar al yo nunca. O a los juegos de Marc. Yo siempre volvería a beber en la mayoría de situaciones. Ya no nos quedan secretos que rebelar. Y eso quizás es lo bonito, que aún así nos queremos. Porque yo sé que nos queremos. 

Qué diferente hubiera sido. ¿Y si hacemos nuestro propio año nuevo al llegar? Sería buena idea. Porque os lo recuerdo, esto caduca, y si no os lo creéis, ver el dorso. 

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