miércoles, 19 de diciembre de 2012

Malos propósitos.

Hoy odio al mundo ¿eres parte del mundo?
¿Qué os explique las razones? No. Demasiadas. Tantas que no caben en una canción. Esto no es una canción, ya lo sé. Pero tampoco caben en un soneto. Además nadie haría un soneto tan horrible. 

Mis dilemas. Tus complicaciones. Y diré, siempre es lo mismo. No, ahí sólo me resguardo. Culpo a cosas estúpidas por razones estúpidas cuando me hacen sentir estúpida. (Sí, ha sido como un 'tres tristes tigres comen trigo en un trigal'. Joder, hay que pensarlo hasta para escribirlo. Odio los trabalenguas. Excepto el de '¿cómo me las maravillaría yo?').

Sería mucho más feliz si fueras normal. ¿Normal cómo yo? No, como yo no. Normal digo. Como las personas normales. Esas personas que desconozco pero de las que he oído hablar. Esas que explican cómo se sienten cuando sienten algo. Porque existen, pregunto. 

En realidad no es nada de eso. No tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con lo otro. 
Sí, sí lo otro. Lo de que pasen de ti cuando no quieres. Lo de que no pasen cuando tu quieres. Lo de antes de ti, lo de después. Ah, y lo de durante. 

Toda la culpa lo tiene el idealizar. Odio el idealizar. ¿Para qué mierda sirve? ¿Para que te des cuenta de que puedes imaginar una vida mejor pero no vivirla? Un futuro mejor. Una casa mejor. Una ciudad mejor. Un amigo mejor. Una amiga más cerca. Un novio de una amiga más lejos. Un bonito contexto. Un mejor texto.
Un pelo mejor. Unas manos mejores. Un trabajo. El trabajo de tu vida. El sueldo de tu vida. El tipo de tu vida. Los tipos, perdón. Quizás el presente. Un futuro lejano. Presente cercano. Todo. 

Maldita imaginación. Tan idealista. Tan perfecta. Y todo a tu alrededor tan imperfecto. 
Pues eso, malos propósitos. Sin imaginar buenos. Sin idealizar. Mientras más alto subas más grande es la caída. 
¿Pero no estábamos hechos de sueños? ¿Para qué vivir sin imaginar nada?
Ea, ya llegaron mis bipolaridades. Comos siempre. En su justo momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario