domingo, 9 de diciembre de 2012

Que no hablen mal de ti a mis espaldas.

The home is where the heart is. 

Y así es. Mi hogar está donde mi corazón está. Por eso tengo tantos hogares. 
Es por ello que tengo mi hogar en Bollullos, mi pueblo andaluz. La casa de mi madre, y la que será siempre 'mi' casa. Así como mi madre habla de su casa de su respectivo pueblo, la casa de sus padres. 
Además de ese trozo de mí en Huelva, que aunque fuese Sevilla quien me vio nacer, tengo debilidad por esa ciudad descubridora, colombina y llena de arte en sus rincones. Que huele a fandango y a mistela. A incienso en invierno y a azahar en primavera. A arena en verano y a amigos en invierno. 
Pero qué decir de Dublín. Bueno, mi vida aparte. Hablemos de presente. Aunque todo eso es presente. Y siempre hablo de mí.
Dios, es verdad que soy como dice mi amigo Iván: 'la única persona que conozco capaz de defender el sí y el no al mismo tiempo'.

Ahora vivo en la capital húngara. Conozco algunos de sus rincones, algunos más que otros. Más cafeterías que museos. Y más museos que tiendas. Conozco a algunas de sus gentes (en realidad poca). Sé de algunas de sus costumbres. 
Me enerva escuchar a compañeros que hablan mal de mis, ahora, vecinos de ciudad. Pero me 'dan coraje' en realidad tantas cosas. Nunca conformista. Siempre crítica. 
No pienso que sean personas amargadas, aunque su rostro denote tristeza y enfado. Alguien me explicó que fue 'porque ellos vivieron bajo el régimen comunista, y eso los hace estrictos y con un matiz serio. Los que no vivieron esa época se criaron en el seno de familias comunistas, criadas en la época totalitarista. Pero se puede ver la diferencia en la juventud, quizás porque llegamos como la democracia, alrededor de los 90'.
Estas palabras salieron en inglés de otros labios. Yo sólo las escribo para recordarlas. 
Tampoco yo defiendo que todo el mundo sea así. Como siempre, hay de todo. Y me atrevo a decir: bendita mezcla.

Hace varios días, el mismo día que nosotros celebramos el aniversario de la Contitución de nuestro país, el 6 de Diciembre, se celebraba aquí el día de Papá Noel. Mikulás en húngaro. Aquí nada tiene que ver con la Navidad. Los regalos el día 25 se los trae 'little Jesus', como me dijeron. Suena divertido. ¿Os imagináis al niño Jesús cargado con un saco de regalos? El día 6 se regalan chocolatinas entre ellos. Yo tuve mis chocolatinas, y ya me las comí. 

Es por eso que digo, que cuando lo sientes como tuyo no puedes oír contradicciones de bocas ajenas. Esto ya es mío. En parte mío.

Respira. ¿No lo sientes? Quizás no. Puede que no sintamos lo mismo. 
Yo no me cambio. 
No te cambio. 
Sólo cámbiame tú. 

1 comentario:

  1. Si esos que hablan asi de nuestros nuevos vecinos, hubiesen conocido a los dos que se han sentado conmigo en la ópera, cambiarian de opinion :)

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