domingo, 20 de enero de 2013

¿Nosotras decidimos?

Pensar en un viaje cuando eres Erasmus es de lo más habitual. Varios fueron los destinos pensados y posteriormente visitados. Queríamos hacer algo diferente en Enero. Y viéndolo así, creo que lo hemos conseguido. 

'Enero, Berlín.'
Fue lo que anoté en la agenda cuando Chema compró los vuelos el mes pasado. Descubrir la capital alemana es una noticia que me entusiasma. En Abril iré otra vez, para descubrir qué hay debajo de la nieve. Tiene que hacer un frío de locos. Pero bueno, Budapest ahora tampoco es el Sáhara en verano. Aunque hoy parece que se está bien, hace un grado centígrado. Positividad, en ambos sentidos.

- ¿Y si de Berlín visitamos alguna otra ciudad?
Probamos en la lanzadera. Edreams. Ryanair. Easyjet. 
- ¡Mira, Copenhague por 50 euros!
- Nos vamos.- respondí.
Y con ese rotundo e implícito sí, se lo comunicamos a los demás. 
¿Cuándo si no íbamos a ir a la capital danesa? Qué gran idea. Ea, vamos todos. 

Reservar vuelo. Pinche aquí. Guardar tarjeta de embarque. 
> Copenhaguen, January 24.
¿24? ¡Dios! La hemos liado. Nos queríamos ir el 25. ¿Ahora qué? Volamos el 22 a Berlín. ¿Dos días en Berlín? Espera. Piensa. ¿Mía qué has hecho? ¿Por qué no lees? En sus bonitos ojos azules podían leerse las palabras "culpa - mía". Una en cada ojo, adornadas con sus rizadas pestañas. 
Bah, ¿sabes qué? Estas cosas le pasan a la persona que las hace. Quien no las hace no tiene problemas. Y borra esas palabras de tus ojos, que luego te molestan las lentillas. 
Primero, gracias por hacerlo tú. Y con respecto al ahora qué, sólo hay que buscar solución. 

3, 2, 1. Fuera nervios. Lo tenemos. Volvemos a Berlín. Otros tres días allí después de Copenhague. Buen remiendo. 
Aunque sea sufragando errores, no ha habido epidemia de enfados. Menos mal. Tampoco se ha notado mucho, ¿no? Os estáis enterando ahora. 
La metedura de pata se convierte en un largo viaje por ambos países. Comenzamos en dos días.

Ya me leéis. No estoy inspirada. Necesito irme unos días. 
¡Cabeza, para! No des vueltas sobre terreno sombrío. Pasado lúgubre. Futuro ¿incierto? 
Ayer aprendí que imaginar expectativas sólo hacen a la realidad más dura. 
Ya escribí hace algún tiempo qué pensaba del imaginar. Imaginar cosas. Siempre en condicional. Nada bueno. 
Yo haría. Yo besaría. Yo llamaría. Yo viajaría. Yo te daría: una mano, un abrazo, mi risa, toda yo. Lloraría. Volvería. Volverías. Y lloraría. Y me quedaría ahí, en un sin fin de comprar pañuelos de papel. Repito, nada bueno. 

Pero, dejarse llevar, ¡qué absurdo! ¿Para qué? ¿Para dejarle terreno libre al destino? No quiero que el destino, el karma, o lo que que quiera que imaginéis, decida por mí. 
Sólo de vez en cuando, permito a la idiotez que lo haga. Y así al menos puedo decir que todo ocurre por una razón. Como le leí una vez a mi amiga Clara: por idiota, por ejemplo. 


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